Solsticio eterno de mi vida
haces del mar oro fundido,
o del cielo el mar muerto.
Con una palabra
destruyes y armas
pero si te eclipsas
En tus lágrimas me vierto
¡Ay viejo barquero,
no se ya cuántas monedas te debo
Pero aunque caiga, no lo puedo odiar,
En sus ojos lo puedo contemplar.
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